Tengo necesidad de hablarte, de estar junto a ti, de compartir contigo risas, dinero, tiempo, porros, más porros. A tu lado siento que pertenezco, que estoy en casa. Contigo no se me tensan los músculos ni me da pena andar en pijamas viejas y sin maquillaje.
Pasé años queriendo tener un mejor amigo gay porque siempre he sabido que los chicos gays pueden llegar a ser tan abiertos y tan vulnerables. Tú, simplemente eres la respuesta a todas mis plegarias. Tenerte es mejor que tener plata y mejor que tener pareja. Gracias por llegar, por estar, por amarme.
Ya no te digo que te escribo porque sé que no me vas a leer, pero no me ofende, así eres tú, impulsivo, inmaduro, superficial, ansioso. Como yo. Aunque a veces te odie por exagerar tanto, por sucumbir todo el tiempo ante tu mitomanía, porque me haces ver películas dobladas para luego dormirte sin terminarlas.
No sé por qué tenemos esta dependencia el uno del otro ¿qué puede ser tan bueno como para soportarnos? Ya sé que hago que suene mas cursi de lo que es. Por eso odias leerme y también porque sencillamente odias leer. Eres como un niñito, mi niñito. Adoro malcriarte y sacarte sonrisas.
Le tengo miedo a nuestra inminente separación porque sabes que odiaría perder tu amistad. Generalmente no tengo problema con alejarme, caminar lejos, superarlo. Pero a ti no quiero renunciar nunca. No dejemos que nos pase, nunca. No quiero ver como te apagas, nunca. Me quedo con esa imagen tuya de un domingo a las 12:45 am roncando a mi lado en la cama de tu novio ausente.
Comentarios
Publicar un comentario