No escribo porque tengo miedo de encontrarme a mi misma dejando constancia de lo mediocre que soy. La última vez que escribí, no sentí alivio. Sentí más ansiedad y más tristeza al encontrarme dando vueltas en círculos en los mismos temas, las mismas palabras, los mismos personajes, las mismas experiencias. Y, entonces, me prometí darme un tiempo para vivir y absorber. Pero la vida me absorbió a mí y me mostró verdades tan duras, de esas que solo uno tiene derecho a decirse y, ni siquiera, a viva voz.
Estoy perdida, no tengo idea de donde estoy parada. No sé quién soy, ni por qué hice lo que hice, ya no sé que me gusta, no sé qué quiero hacer, no sé nada. Siento que he perdido el tiempo, que ellos tenían razón y que la absurda terquedad de mi juventud no me permitía ver las cosas claras. Admitir mi juventud solo me hizo envejecer más. Lo peor es que a pesar de la desolación y imposible avistamiento de futuro ya no tengo intención de hacerme daño. Es como si me hubiera resignado a vivir.
No puedo estar con nadie ahora, sé que soy un desastre, que nunca jamás podría salir bien enamorarme en este momento de la vida y aun así no dejo de añorar un abrazo en la noche, un mensaje en el día, una muestra de cariño, una confianza corporal. Y buscando eso, lo único que encuentro son erecciones, fantasías inconclusas, tríos fallidos, gente igual de patética que yo.
Nadie puede ver a través del sex chat y de los desnudos, nadie puede ver a través de esta mujer hipersexual con sed de experiencias, nadie puede ver que lo único que necesito es un abrazo. Nadie puede entender que allá fuera solo estoy tratando de huir de lo que me pasa acá dentro. De esta falta de identidad. Ya la tierra no es mi tierra y el acento no es mi acento y la familia, aunque siga siendo familia, a fin de cuentas no significa nada.
Cada dia que paso lejos de la academia y más en la vida real, siento que voy olvidando cosas importantes, cosas que no te da la sabiduría popular. Y, sin embargo, ya no puedo distinguir cual me ha dado más decepciones. Voy perdiendo la disciplina que nunca adquirí y me voy hundiendo más, me voy sintiendo más puta, más bruta. Cada día que pasa no sé si me vuelvo más yo o menos yo. Todo lo que hacia parte de mi identidad ya no existe y tampoco tengo intención alguna de recuperarlo. Solo soy medianamente buena teniendo sexo y por eso es lo único que me apetece hacer.
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