Reckoner



¿Podría lanzarme una vez más a ese arroyo de aguas negras? ¿Qué  tal sería volver a dejar que me arrastre la corriente y me golpee la cabeza contra las rocas? ¿Dolería igual que las ramas de la orilla me arañaran las piernas? Sin pensarlo me ahogaría en la suciedad del fondo. No aguantaría un minuto en la superficie dando bocanadas y gritos sordos. Ahí, justo al borde del ahogamiento, es cuando me sentí más viva, contigo a mi lado. Dos geminianos contra los demonios internos. Los gemelos adolescentes saltando al vacío, de la mano, mientras se cagaban de la risa. 

Tu nombre está prohibido en esta casa pero tus recuerdos no. Aférrate a ellos que algo me dice que el fin aun no llegó. Nos vamos a encontrar en alguna pista de baile viendo nuestras caras distorsionadas en medio de la oscuridad y el olor a poppers. Y cuando estemos ya allá arriba nos vamos a besar sin mucho preámbulo, y al caer no va a quedar mas que risas y un abrazo largo.

Extraño los abrazos no sexuales y despertar los domingos con ese sentimiento autodestructivo, y las ganas de salir corriendo a pleno sol sin haber dormido. Qué poder el que tienes de hacerme sentir joven con tus palabras ponzoñosas y delicadamente escogidas. Quiero verte bailar mal y sonreír, y decirme que sí a todo. 

Aférrate a los recuerdos de esta amistad fugaz y calculadora.



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