Todo se ha volcado otra vez. La oleada de depresión ha vuelto a golpearme con ímpetu. Trato de recordar los ejercicios de respiración, trato de pensar que todo estará bien. No funciona. Trato de no dejarme llevar, lo juro. Yo peleo contra las voces oscuras en mi cabeza que me dicen que soy fracasada, que no soy buena periodista, que por algo no tuve un promedio alto, que por algo nunca alcance las expectativas, por algo no entré a las escuelas de periodismo tradicionales, por algo no tengo trabajo, por algo mis contactos no sirven para un carajo. Siento que perdí el tiempo en la universidad. Nada de lo que aprendí me sirve y, si sirviera, igual no me haría feliz.
Realmente trato de engañarme repitiéndome que no me importa la aprobación de mi familia y de los demás. Me importa mucho. Sino no me despertara en la madrugada a llorar sintiéndome el ser más solo de la tierra sin importar donde esté y cuántas personas tenga alrededor. Realmente lo estoy intentando. Realmente quiero pensar que en mi cabeza también amanecerá algún día. Quiero creer que la medicación me va a estabilizar pero no se puede sobornar a la infelicidad con pastillas. Quiero creerme todas mis mentiras.
Comentarios
Publicar un comentario