Muerte viva


No digas que no te quiero, que yo te quiero tato que antepongo tu dolor al mío. Y mi dolor es tan grande, tan envolvente, pero yo sé que el tuyo sería peor. Por tu dolor vivo, por eso vivo. Es mejor que lleves una vida medianamente miserable que una de dolor infinito. Unas por otras. Tengo miedo de tu dolor, te tengo miedo a ti adolorida. Sería matarte y solo quiero acabar conmigo. Pero vienes pegada, extrañamente estás más cerca de lo que creí. Como con todos, yo soy tu verduga, matándote lentamente incluso cuando ni siquiera quiero hacerlo. Estás ahí, en mi naturaleza ¿cómo pudiste engendrar semejante ser? Tú, de tu vientre.

Mereces haber tenido una vida perfecta pero te tocó casi la peor. Casi, yo te estoy salvando con mi existencia errante. Perdón. Solo puedo pedirte perdón y no hacer nada, no me comprometo a nada. Perdón. Soy un monstruo, una persona desalmada, una hijueputa. Sí, como siempre, soy consciente de las cosas pero no hago nada, ni para adelante, ni para atrás. Ni raja ni presta el hacha. No toma desiciones, se le olvidó que no tomarlas también tiene consecuencias. Todo tiene consecuencias. Y vivo tratando de distraerme para que se me olvide. Y no sirve, el pensamiento sigue ahí.

No he aprendido que hay batallas que no se deben pelear. Incluso, hay vidas que no se deben vivir. A veces, el destino sí existe, pero nunca tiene nada grande para ti. Saber que naciste con destino es saber que naciste teniendo prohibido soñar. Si el destino existe, tenerlo debe ser una desgracia, una maldición, pero siempre hay disidentes, siempre hay rebeldes y ¿quién ha dicho que no han tenido que lastimar a algunos defendiendo sus causas? lo que hay que preguntarse después de hacerlo es ¿ha valido la pena?

Comentarios