Hemos de sentirnos unos seres privilegiados, supremamente afortunados de haber vivido eso que la gran mayoría de la gente en este planeta anhela encontrar e incansable busca.
Coincidimos en la vida y logramos conocer desde adentro y, de la manera más intensa, aquello que llamar "amor". De ese que todo el mundo habla y pocos saben lo que significa. El amor, que inspira canciones, poesías, pinturas, movimientos y, sobretodo, suspiros.
Nosotros ya sabemos lo que son las mariposas en el estómago, llorar un domingo en la noche al despedirte de tu pareja, sacrificarse por hacer feliz alguien, soportar y perdonar. Tuvimos suerte y un honor gigante al ser unas de las pequeñas hormiguitas, de 7 mil millones de hormiguitas, que poseen el conocimiento del amor. Y pudimos darle sentido a la vida así haya sido por un corto lapso de tiempo.
Hoy ya estoy afuera del abismo. Me siento bien. Y me hace sentir aún mejor, saber que tengas en tus manos ese libro que leí pensando tanto en ti, el él, en los dos hombres que más me han enseñado de periodismo estos años.
Gracias infinitas, con todo el amor del mundo, siempre.
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