Me levanté con un rencor allá en lo profundo de mis
pensamientos. Un rencor que creí que no existía pero que siempre estuvo ahí,
escondido detrás de una conformidad y un maquillaje de perdón. Tú me hiciste
morir un poquito, y te lo permití sin restricciones en nombre del amor y ¿Sabes
qué? A veces hay que ser egoísta y pensar en la felicidad de uno primero que en la
del ser amado, porque si yo no soy feliz y si no me siento bien conmigo misma
¿Cómo voy a hacer feliz a otro? Así que partiendo de ahí…
Quizá no eras tan perfecto.
Quizá todos los esfuerzos que hacías no eran suficientes.
Quizá atravesar la ciudad para venir a dormir conmigo era
solo lo que debías hacer si querías hacerlo. Era una implicación, no una
obligación.
Quizá estar contigo era conformarme eternamente a estar tras
tu sombra.
Quizá succionaste toda mi vitalidad.
Quizá tu personalidad absorvió la mía y por eso siempre fui
invisible mientras estuviera contigo.
Quizá necesito llamar la atención más de lo que creí, para
sentirme bien.
Quizá la culpa es tuya por nunca haber hecho el esfuerzo de
cambiar cuando te dije mil veces lo aburrida que estaba.
Quizá me gustan más las drogas de lo que pensé.
Quizá sí me gusta salir de rumba a lugares extraños cada 15
días
Quizá disfruto mucho esos “planes de pobres” que nunca
quisiste hacer conmigo y que, en los pocos que hiciste, me hiciste sentir
miserable cada segundo con tus constantes quejas.
Quizá todavía te guardo rencor por haberme hecho llorar en
los 3 cumpleaños que compartí contigo, gracias a tu actitud.
Quizá eres la peor persona para dar regalos en toda la faz
de la tierra.
Quizá me mataste todos los días con tu falta de creatividad
en todo aspecto que tuviera que ver conmigo.
Quizá yo misma me quité la perspectiva de mis ojos al ver
todo a través de los tuyos.
Quizá esa persona que fuí antes de conocerte es lo que
realmente soy, y quizá me guste.
Quizá nunca disfruté las “fiestas” de tus amigos.
Quizá nunca me gustó rumbear en la 85.
Quizá yo también puedo ser exitosa en tu campo de trabajo,
porque quizá a mi también me apasiona.
Quizá yo también soy una buena periodista.
Quizá me hiciste sentir la mujer más infeliz cada vez que te
levantabas con resaca a mi lado.
Quizá nunca me sentí sexy estando contigo, porque hasta con
mi propia imagen me conformé.
Quizá una parte de mí murió cada vez que no querias tener
sexo.
Quizá tus amigas siempre me parecieron unas estúpidas
decerebradas y algunas otras simplemente unas frígidas básicas.
Quizá duele más de lo que crees el hecho de que nunca hayas querido conocer a mis amigos ni a mi familia, cuando a mi sí me tocó estar con los tuyos, incluso, más de lo que debí.
Quizá me enterraste un puñal en el pecho cuando te di mi regalo más preciado, estas letras, y nunca tuviste tiempo para leerlas, sino hasta ahora cuando ya solo sirve para herirnos.
Quizá duele más de lo que crees el hecho de que nunca hayas querido conocer a mis amigos ni a mi familia, cuando a mi sí me tocó estar con los tuyos, incluso, más de lo que debí.
Quizá me enterraste un puñal en el pecho cuando te di mi regalo más preciado, estas letras, y nunca tuviste tiempo para leerlas, sino hasta ahora cuando ya solo sirve para herirnos.
Quizá te siga extrañando pero ya no quiera nada de ti.
Quizá me faltó más.
Quizá me odies después de leer esto.
Quizá te haga más daño del que creí.
Quizá es la tusa y sus sentimientos encontrados hablando.
Quizá deba arrugar esto, botarlo y volver a tus brazos.
Quizá soy una malagradecida.
Quizá soy una malagradecida.
Quizá nunca voy a dejar de amarte.
...Quizá después de releer esto me dí cuenta que nunca odié la poesía.
Comentarios
Publicar un comentario