22 de octubre


“Se mete uno por recovecos extraños cualquier noche, sin responsabilidad, y a la mañana siguiente o días después va descubriendo que lo que hizo fue comenzar a matar de una vez por todas su capacidad de emocionarse ante los hechos de las personas, y de allí en adelante, compañero, vía libre al infierno.” (Caicedo,A.)

Hoy me levanté abrazando una almohada gigante y lo primero que hice fue pensar en tu panza peluda y la calidez de tu cuello y tu nariz grandota con un par de hendiduras a los lados que, son más visibles, cuando te acabas de despertar. Me puse a ver todas nuestras fotos, y vi ese video donde lloro cuando me preguntas si nos veo juntos en un futuro y es ahí donde me pregunto ¿Cómo fue que se nos reventó? ¿Cómo dejamos que esto pasara, si ya estábamos advertidos, si ya había tantas señales? ¿Pudimos haberlo intentado una vez más? ¿Hubiera funcionado? ¿Hubiera sido peor? ¿Hubiéramos terminado odiándonos?Es 22 de octubre.

Seguramente, hoy estaríamos despertando juntos y al abrir los ojos lo primero que hubiéramos hecho sería decirnos cuanto nos amamos y lo felices que nunca habíamos sido, hasta ese 22 de octubre cuando todo empezó. Yo hubiera comprado un par de manillas con nuestras iniciales y la fecha de hoy grabadas y hubiéramos ido a comer a uno de los restaurantes, de los que ahora me dedico a hacer críticas gastronómicas, y tu lo hubieras disfrutado tanto. Llegaríamos a la casa tarde y haríamos el amor mediocremente, pero con mucho amor.

Pero no, hoy no va a pasar nada de eso. Hoy solo nos sentiremos miserables cada uno en un lugar distinto. Yo por ser la victimaria y tu por ser la víctima.

Y, por si te hace sentir mejor, me voy a castigar, voy  a recibir el castigo adecuado por hacer tanto daño, voy  empezar a buscar la felicidad en mi propia conciencia y hasta inconsciencia, a hacer como los consumidores de crack, que se pasan toda la vida buscando esa felicidad infinita que sintieron la primera vez y que saben que ya nunca más van a sentir, pero no hay nada que los detenga porque aquello que sintieron esa vez fue tan sublime que el solo recuerdo los reconforta.

Al fin y al cabo, es lo que merezco, porque es que estoy podrida por dentro y cada vez se pone peor. Cada vez quiero más días caicedianos y tener menos de lo que sorprenderme, y hacer de mí el genuino concepto de miserableza que siempre he querido ser. Y ya no estarás tu para salvarme ni darme esperanza, ni para decirme que yo soy mejor que esa gente con la que me junto, que tenga cuidado,  porque ya nadie quiere hacer eso, nadie me quiere tanto como para hacerlo, y tampoco nadie me produce tanto amor como para permitirle hacerlo. 

Y, de pronto, así es mejor. A final de cuentas ¿Para qué seguir viviendo veintiunos de octubres juntos si tu no quieres ni necesitas a una mujer mediocre y autodestructiva en tu vida y yo no necesito a un hombre aburrido que me haga sentir aun más mediocre? ...No, perdóname mi amor, es que para mitigar el dolor empiezo a pensar en los defectos más recónditos de ti y de mi y termino justificando todo lo que pasó. Soy una estúpida pero te amo, mi amor, mi amor, mi amor.

Feliz 22 de octubre.

Comentarios