Me da pena decirte que la mayoría de veces que lloro es por pura inseguridad, por puro miedo.
Y me da pena porque sé que no te mereces mi desconfianza. Perdón.
No ha sido nada que hayas hecho.
Soy yo y mi manojo de vacíos.
Es que te amo tanto y tanto te entregado que me da miedo quebrarme, me da miedo perderte por la razón que sea.
Me da miedo que el pasado me alcance y que la vida me cobre "ojo por ojo y diente por diente".
Es el medio lo que me hace sentir insegura, la experiencia vista, la experiencia vivida.
Eres la última persona en el mundo que se merece esto. No es justo, tu no eres el causante, es el medio.
La imaginación en estos casos me juega en contra.
Es en estos días donde lloro hasta dormirme, son más días de los que crees y muchas más veces de las que te has enterado.
Me gusta llorar, me gusta esa sensación en la garganta cuando apenas me están dando ganas, me gusta la paz que siento cuando ya no me quedan más lágrimas.
...Y sin embargo soy feliz, muy feliz, más feliz de lo que nunca había sido porque esta es una felicidad diferente, una que me completa. Eres tú.
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