Dos palabras

Todo se debe a dos pequeñas palabras, dos monosílabos que tengo atorados en la garganta, enredados en la lengua y que sólo son para ti. Pero no salen por miedo.

No es por miedo a que tu no sientas lo mismo. A mi me basta y me sobra con todo el amor que te tengo, me basta con que estés en mi vida así, que me quieras así, en la forma como te dé la gana de quererme. No le tengo miedo a un "Gracias" o a un nervioso "Yo también".

No es por miedo a no estar segura de sentir lo que creo sentir. Porque si de algo puedo sentir seguridad es de todo lo que hemos construido y del sentimiento que cada día se vuelve más  grande y más grande.

No es miedo a mirar atrás y ver la rapidez con la que estoy sintiendo esto. Porque nadie puede juzgar, nadie está aquí dentro para verte como yo te veo, para sentirte como te siento, para pensar en todo lo que viví y encontrar en ti la respuesta a todo, encontrar el desenlace feliz.

Es miedo a lo desconocido. Miedo a tener el significante perfecto para esos dos monosílabos, el que nunca había tenido.

Y mientras mis labios se animan a pronunciarlos, mis dedos se mueren por gritártelo. Te amo.