El forastero olvidadizo

Y por mas que yo hable lo que hable, diga lo que diga y pregone lo que quiera pregonar, mi mente siempre me traiciona, algún trabajo mental me falla, algún sentimiento se me cuela.

¡Pero no es mi culpa! Son los hombres los culpables de que nosotras nos ilusionemos y pensemos aveces en que lo fugaz puede durar un poquito más.
Son ellos cuando no te besan apasionadamente sino que se dedican a darte "piquitos", cuando te tiran besitos en el aire y te guiñan el ojo, cuando te agarran la mano cada vez que pueden mientras te miran con ternura lujuriosa, cuando se preocupan por ti y te dejan que te acuestes en su pecho después de hacer el amor mientras te acarician el pelo...¡Sí señor, son ellos!

Mi culpa ha sido empeñarme en ilusionarme justo con esos que sé que tarde o temprano se van a ir y no me van a recordar, ese es mi karma por meterme siempre con los forasteros o en su defecto los forasteros repatriados.
Tengo que aprender a desvirtuar lo efímero, más me vale que aprenda a no pensar en las cosas pasajeras como una posibilidad de "un poquito mas".

Y ahí va, otro forastero que se larga, del que fui su único consuelo momentáneo en estas tierras que nunca aprendió a amar y que ya no recordará, aquí en donde siempre se le notó infeliz estando lejos de los que de verdad le importan.
El amor que no quieres recibir esta en otra parte, pero no por eso te marchas, te marchas porque no quieres enfrentarte a lo que ya no existe.
Adiós que el teléfono será un buen consuelo mientras llega otra desilusión. Que tengas bonita vida, que seas feliz y que disfrutes olvidándome porque no seremos amigos, seremos extraños con recuerdos...Si es que tu te acuerdas.

(Fotografía por Jean Philippe Lebée)

Comentarios