Y pues no, ya no quiero ser buena, esas ganas que tenía de cambiar y sentar cabeza se esfumaron el día que la única persona que hacía brotar esos sentimientos puros en mí, me rechazó por fin en mi cara y de manera directa.
De esas cosas que te producen una risa nerviosa cuando acaban de suceder pero a medida que pasa el tiempo y sigues reviviendo ese momento, el nerviosismo pasa a convertirse en una ira conmigo misma que no se con quién descargar.
No sé si es inmadurez, desinterés u homosexualidad, no sé que juicio hacer después de los tantos juicios ajenos, femeninos y masculinos, inexpertos y experimentados que han pasado por mis oídos. Simplemente siento una desesperación en la que no sé a quien culpar. La mezcla de la sorpresa con la decepción, la rabia y la impotencia. Uno de los sentimientos mas feos para una mujer es no sentirse deseada, no hay nada que pueda describir el cargo sentimental que una mujer siente al quedar en una cama cachonda, rechazada y confundida, aún sabiendo que es capaz de despertar los deseos mas feroces de otros.
El tiempo me dará las respuestas que ni el mundo ni él me pueden dar ahora mismo. Pero mientras eso pasa, déjenme portarme mal, déjenme buscarlo a él en otro hombre, que yo lo voy a encontrar así sea repartido en varios. Déjenme perderme momentáneamente en mis vicios y dejen que la risa grupal me distraiga. Déjenme tocar fondo o tóquenlo conmigo para sentir que el que algún día me rescate hizo un buen trabajo, o si algún día decido rescatarme yo misma, entonces sentirme aun más orgullosa de mí.
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