Bogotá huele a vos, a tu perfume barato. Bogotá huele a tu sudor cuando estás a punto de venirte y gemís duro y haces ese gesto de ya no poder más. Bogotá huele a vos cuando recién te levantas, a tu cabellito, a pobreza y a restaurante fino. Bogotá eres vos, por eso yo me enamoré de Bogotá.
Pero no me enamoré de ti, quiero que lo tengas siempre claro. Estoy enamorada del poder que tengo sobre ti, estoy enamorada de sentir que te domino. Me gusta tratarte mal, me gusta quedarme en silencio cuando me dices algo lindo, o reírme. No te quiero, pero apenas te vas corro a escribirte poemas. Eso significa que me inspiras, tal vez no amor, pero me haces sentir algo. Me haces sentir poderosa cuando me dices que extrañas mi cuerpo, mis movimientos, hablarme, a mí. Me dijiste que podías quedarte años besando mi vagina, con la cara enterrada ahí, que te encanta, que simplemente no te puedes resistir a follarme. Llevamos mucho tiempo jugando a dejarnos y a encontrarnos, pero siempre caemos porque tú eres adicto a mí y yo soy adicta a saberme tu vicio. Ninguno tiene razones para decir que no.
Comentarios
Publicar un comentario