Hoy me puse a pensar en esa rubiecita que tanto admiras y me di cuenta que es la mujer perfecta para ti ¿Sabes? Ella es buena, ella te merece, ella te valoraría. Está hecha a tu medida, a la medida de tus ideales, de tus necesidades, de tus vacíos. Ella defendería tus mismas causas, sería lo suficientemente machista para cuidar tus resacas, lo suficientemente aburrida para hacer lo mismo cada 8 días, y lo suficientemente divertida para arrastrarte a hacer cosas nuevas.
Viajarían por pueblos recónditos haciendo de fuentes sus amigos, con esa sensibilidad que los caracteriza a ambos. Ella tendría los cojones de ser cursi en todo momento y tu lo amarías. Te sorprendería en la cama, al fin y al cabo ella sabe más que tu, pero a la vez sería tan dulce que la amarías aún más.
Tiene la cara y la actitud de colegiala que tanto te gusta y el estilo básico en el que te deleitas. Sí, ella es perfecta para ti. Y yo morí un poquito al aceptarlo y cada vez muero más al imaginarte siendo tan feliz como nunca lo has sido, porque sé que ella te llenaría, y así sabrías lo que es estar pleno, y te darías cuenta que conmigo no lo estabas.
Y sigo siendo egoista porque quiero tu felicidad, pero no con ella. Quiero que nunca tengas las agallas de mirarla con otros ojos, porque dejarías de verla como prohibida, porque si encuentras en ella la compatibilidad que yo encontré te olvidarías de su antiguo dueño. Quiero que el destino nunca los junte y que los mantenga viviendo a miles de kilómetros.
Lo quiero desde el día en que descubrí su perfección y quedo macado en mi con un hierro caliente que yo nunca te inspiraría a decir que "El periodismo me necesita".
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